Fábrica de leche abandonada de Benimaclet
- Mari Carmen
- 2 dic 2016
- 2 Min. de lectura
Nuestro último descubrimiento es La Fábrica Abandonada de Benimaclet en la ciudad de Valencia. Se trata de una antigua fábrica de leche que se vio obligada a cerrar en los años 90 con la estandarización de las grandes empresas a nivel nacional. O al menos, esa es la historia oficial. Lo que sí os podemos asegurar, es que hoy en día sigue siendo bastante terrorífica, además de ser el hogar de okupas y drogadictos, que disfrutan del aislamiento y la poca popularidad del lugar.

Esta fábrica fue cuna, según cuenta la popular leyenda, de varios de los crímenes más atroces llevados a cabo en la capital del Turia. Desde la apertura de la fábrica empezaron a ocurrir una serie de “accidentes” que mucha gente aún hoy en día no cree que fueran tal cosa. Se trató de una sucesión de trágicos acontecimientos que van desde la mutilación y muerte de un trabajador de la misma, hasta la defunción de cientos de trabajadores tras el derrumbe de parte de la construcción, pasando por muertes por intoxicación de varios empleados.
Además de estos horribles hechos, muchos cuentan cómo se hablaba de los malos tratos que recibían los trabajadores por parte de los capataces, quienes les maltrataban y abusaban de su posición constantemente, aprovechándose de la situación desesperada de los empleados. Tristemente, conociendo la historia de este país, no es una historia que cueste demasiado creerse, lo que se sale de lo normal es lo que os vamos a contar a continuación.

Una noche como otra cualquiera en esta fábrica, uno de los jefes de planta de la fábrica le atinó una monumental paliza a uno de los jóvenes que acababa de empezar a trabajar en la fábrica. Muchos mantienen que fue porque el joven rehusó mantener relaciones sexuales con él, pero eso es algo que nunca podremos confirmar. Aquel hombre seguía pegándole y pegándole, en un estado de completa enajenación mental, hasta que fue descubierto por uno de sus compañeros lleno de sangre golpeando al joven cuyo rostro malformado por los golpes parecía apenas algo humano. El joven, de tan solo 15 años, murió esa noche y desencadenó un motín por parte de los trabajadores de la fábrica que, con premeditación, cogieron al capataz, lo colgaron de una pared a modo de cruz y lo torturaron de todas las maneras imaginables hasta perdió la vida.

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